Hace un par de semanas en la ceremonia de los Goya un enérgico y atinado Alex De La Iglesia afirmaba que Internet no es el futuro sino el presente. Una sentencia firme y clara de la que no creo que haya mucha gente que dude. Lo aplicaba a su medio el cine y por supuesto vale y mucho para televisión. En mi caso la televisión se ha convertido únicamente en un medio para reproducir las grabaciones que consigo de Internet, las pelis que alquilo en el vídeo club y ocasionalmente para ver partidos de basket. No veo casi ningún programa, serie ni telediario que emitan por ningún canal. Hace mucho que se acabó eso de reunirse frente al televisor para ver lo que echen. Hoy en día casi todo lo que quieras lo puedes encontrar en internet. Esta herramienta ha cambiado por completo el ocio, la forma de disfrutar los contenidos audiovisuales y el que esto escribe solo le ve ventajas. Los contenidos a la carta, cómo y cuando el usuario quiera. Sin publicidad, el motor que mueve el audiovisual convencional.
Como consecuencia de todo esto las audiencias están más fragmentadas y a pesar de lo que nos quieran vender tienen menos importancia que nunca. Las cifras cantan y aunque nos mareen con millones de espectadores y share la oferta es tan amplia que los parámetros para medir la tan cacareada rentabilidad han cambiado a la fuerza. Pero como usuario esas cosas me dan igual. Lo que me gusta de Internet es la posibilidad de encontrar información de cualquier cosa y de compartirla con quien quiera. Sin poner vallas al campo. Todo esto no es óbice para que haya que seleccionar, filtrar y desprenderse de lo superfluo pero esa tarea higiénica es un mínimo esfuerzo compensado por los resultados. Aunque haya personas empecinadas en poner obstáculos incluso a pesar de que los jueces dicten resoluciones que no gustan al Ejecutivo.
Mediante Internet a lo largo de estos años me he hecho con unas cuantas series imprescindibles en mi dieta habitual. Series que son compartidas por millones de usuarios por todo el planeta gracias a programas de intercambio de archivos P2P. Ahora la ley pretende regular esas herramientas y me preguntó cómo, cómo puedes frenar el libre intercambio de información sin ánimo de lucro. En los ochenta todo el mundo grababa en cintas vhs o cassette películas y música y no se armaba el revuelo actual porque lo que ha hecho Internet es facilitar el acceso a más personas. Antes éramos muchos los que grabábamos y compartíamos y ahora somos muchos más y parece que eso es peligroso. Y todos pagamos un canon por copia privada. Es lógico luchar contra el top manta porque alguien se beneficia del trabajo de otro pero desde cuando es ilegal que un amigo me grabe una película o un disco para mi consumo privado. Que me expliquen cómo se puede regular eso. Una de las intenciones del Gobierno es cerrar las páginas que ganan dinero con las descargas (lógico) y perseguir a aquellas que, aunque no tengan ánimo de lucro, actúen de mala fe para “causar un daño patrimonial” (¿mande?). Detrás de todo está un modelo de negocio obsoleto y demasiados intereses oscuros que espero no triunfen. Y si lo hacen va a ser interesante comprobar cómo millones de personas se dan de baja del ADSL porque efectivamente como dice la iluminada de Gonzalez Sinde: "¿Para qué quieren los ciudadanos ADSL de 6 megas si eso no hace falta para mirar el correo?".
De todas formas sobre estas cuestiones recomiendo leer a personas con mas bagaje y control del tema que yo, miserable y parasito roedor: