The Steepwater Band iniciaron ayer en el Kafe Antzoki de Bilbao junto a Marc Ford su gira por estas latitudes. Desde que colaboraron en el festival motero de Sestao hace unos años parece que han conectado y se han decidido ha realizar una gira conjunta que prometía grandes momentos. Y los tuvo pero me esperaba más. Cuestión de expectativas.
Primero The Steepwater Band nos deleitaron con 45 minutos pletóricos. Cada día me gusta más este grupo. Me comentaba Diego que son una de las bandas que mas le ha sorprendido de los últimos años. A mi también. Su ultimo disco Grace and Melody es una gozada. Abrieron con Revelation Sunday y el nivel no bajo en ningún momento. Intensos.
Los tres son muy buenos músicos. Joe Winter parece que esta agazapado y encorvado tras su batería pero el tío le pega de traca, Tod Bowers le sigue con igual soltura y Jeff Massey es junto a Luther Dickinson y Derek Truck uno de mis guitarristas favoritos. Los tres dominan su instrumento y los tres componen grandes temas. Ayer Jeff me volvió a dejar flipado como las anteriores veces que le he visto. Y además me gusta su voz.
Después se les unió Marc Ford. Y empezaron las luces y sombras. Lo que mas me gusto fueron la imponente Waiting to be ofended y All the Way to Nowhere y los bises, tres temas rockeros, mas directos. Y lo que menos es que me esperaba que Jeff y Marc interactuasen más con las guitarras pero Marc a veces parecía perder la noción espacio – tiempo. O tal vez era yo. En cualquier caso me lo pase bien y repetiría. Y recomiendo Grace and Melody uno de los grandes discos de esta década. Mañana pondré alguna foto.
There goes the last dj, who plays what he wants to play, and says what he wants to say...
viernes, 26 de febrero de 2010
miércoles, 17 de febrero de 2010
Ben Harper & The Blind Boys of Alabama. There will be a light
Cuando trabajaba en la sección de películas y discos de esos grandes almacenes de cuyo nombre no quiero acordarme (el mercadillo con paredes lo llamaba el colega Prewitt) aprovechaba para escuchar toda la música que me interesaba. Había momentos del día en que podía poner más o menos lo que quería y entre los discos que descubrí esta There will be a Light de Ben Harper & The Blind Boys of Alabama. Apenas había escuchado con atención a este tipo. Ander me había dejado anteriormente un directo suyo pero reconozco que no le presté demasiada atención.
En There will be a Light Ben Harper cuenta además de con algún habitual de su banda como el bajista Juan Nelson con Marc Ford a la guitarra. Y por supuesto con The Blind Boys of Alabama un longevo grupo gospel cuyas voces te atrapan a la primera escucha. Así al menos me sucedió cuando les escuché en None Of Us Are Free del Don´t give up on me de Solomon Burke y posteriormente en este álbum donde las voces de estos hombres encajan a la perfección con la instrumentación de la banda de Harper y con la propia voz de este tipo, también exquisita.
Ben Harper tiene una voz excelente. Por momentos en algunos temas me recuerda a los registros que dominaban como nadie tipos como Marvin Gaye o Curtis Mayfield. Especialmente en Where Could I Go un tema compuesto por el propio Harper, Marc Ford y el teclista Jason Yates. Aunque The Blind Boys Of Alabama sean un combo gospel el disco no se centra en ese género Harper se mueve con soltura en terrenos folk, blues y soul. La slide que toca Harper brilla en muchos momentos del disco, así como los punteos de Ford. Los primeros siete temas del disco me parecen simplemente perfectos incluida una versión del Well, well, well de Bob Dylan.
En la gira de este álbum Ben Harper interpretó el disco al completo con The Blind Boys Of Alabama en el Apollo de Harlem y se editó un disco y dvd en directo que merece mucho la pena. Un lujo para los afortunados que estuvieron aquel día en el Apollo mientras las voces de Harper y los Blind Boys Of Alabama hacían de las suyas. Imprescindible.
En There will be a Light Ben Harper cuenta además de con algún habitual de su banda como el bajista Juan Nelson con Marc Ford a la guitarra. Y por supuesto con The Blind Boys of Alabama un longevo grupo gospel cuyas voces te atrapan a la primera escucha. Así al menos me sucedió cuando les escuché en None Of Us Are Free del Don´t give up on me de Solomon Burke y posteriormente en este álbum donde las voces de estos hombres encajan a la perfección con la instrumentación de la banda de Harper y con la propia voz de este tipo, también exquisita.
Ben Harper tiene una voz excelente. Por momentos en algunos temas me recuerda a los registros que dominaban como nadie tipos como Marvin Gaye o Curtis Mayfield. Especialmente en Where Could I Go un tema compuesto por el propio Harper, Marc Ford y el teclista Jason Yates. Aunque The Blind Boys Of Alabama sean un combo gospel el disco no se centra en ese género Harper se mueve con soltura en terrenos folk, blues y soul. La slide que toca Harper brilla en muchos momentos del disco, así como los punteos de Ford. Los primeros siete temas del disco me parecen simplemente perfectos incluida una versión del Well, well, well de Bob Dylan.
En la gira de este álbum Ben Harper interpretó el disco al completo con The Blind Boys Of Alabama en el Apollo de Harlem y se editó un disco y dvd en directo que merece mucho la pena. Un lujo para los afortunados que estuvieron aquel día en el Apollo mientras las voces de Harper y los Blind Boys Of Alabama hacían de las suyas. Imprescindible.
viernes, 12 de febrero de 2010
Solomon Burke. Proud Mary: The Bell Sessions
Y sigo con Solomon Burke. Hasta que mi hermana me regalo en 2002 Don´t give up on me ni puta idea de quien era este señor. Al parecer no era el único. En la película The Blues Brothers utilizaban la canción Everybody needs somebody to love compuesta por Burke y en los créditos ni siquiera lo mencionan porque el productor pensaba que Solomon había fallecido. Menudo gañan. Lo que hacen algunos por no pagar derechos.
El caso es que cuando un disco te impacta de tal forma a como lo hizo Don´t give up on me te lanzas a buscar mas material del musico en cuestion. En aquella epoca no tenia Internet. La discográfica de este hombre no estaba a un simple clic de raton. Pero un colega me grabo un directo y otro Proud Mary: The Bell Sessions. Aquí me detengo. Esa copia que me grabo un colega con la caratula fotocopiada en color se la regale a otro amigo porque me pille el original por 7 euros por ebay.
Este disco supuso el mayor éxito de Burke gracias a la versión de Proud Mary de la Creedence tema con el que también triunfaría años después Tina Turner. Pero lo mejor es leer lo que el propio John Fogerty opina: The first time I heard Solomon Burke sing Proud Mary I was plain amazed. 2000 miles away this man had crawled right up inside my heart to learn what Proud Mary was all about. Sure it´s great when someone sings your song- but when he understans it, you listen like it was the first time.
El álbum es mucho más que una apabullante apropiación del un clásico ajeno. Consta de diez temas y siete bonus tracks. Tres están firmados por Burke: How big a fool (can a fool be), I´m gonna stay right there y The generation of revelations. Los tres apoteósicos. Para moverte como un poseso. Igual que las covers de In the Guetto y The Mighty Quinn de Dylan. También están los clásicos These arms of mine (Otis Redding) y Change is gonna come (Sam Cooke). Sorprenden menos pero también muy buenas.
El caso es que cuando un disco te impacta de tal forma a como lo hizo Don´t give up on me te lanzas a buscar mas material del musico en cuestion. En aquella epoca no tenia Internet. La discográfica de este hombre no estaba a un simple clic de raton. Pero un colega me grabo un directo y otro Proud Mary: The Bell Sessions. Aquí me detengo. Esa copia que me grabo un colega con la caratula fotocopiada en color se la regale a otro amigo porque me pille el original por 7 euros por ebay.
Este disco supuso el mayor éxito de Burke gracias a la versión de Proud Mary de la Creedence tema con el que también triunfaría años después Tina Turner. Pero lo mejor es leer lo que el propio John Fogerty opina: The first time I heard Solomon Burke sing Proud Mary I was plain amazed. 2000 miles away this man had crawled right up inside my heart to learn what Proud Mary was all about. Sure it´s great when someone sings your song- but when he understans it, you listen like it was the first time.
El álbum es mucho más que una apabullante apropiación del un clásico ajeno. Consta de diez temas y siete bonus tracks. Tres están firmados por Burke: How big a fool (can a fool be), I´m gonna stay right there y The generation of revelations. Los tres apoteósicos. Para moverte como un poseso. Igual que las covers de In the Guetto y The Mighty Quinn de Dylan. También están los clásicos These arms of mine (Otis Redding) y Change is gonna come (Sam Cooke). Sorprenden menos pero también muy buenas.
Grabado en los míticos estudios Muscle Shoals en Alabama entre 1969 y 1970 este es otro de esos discos imprescindibles de un hombre al que hay que reivindicar porque su legado le sitúa entre los más grandes del soul sin nada que envidiar a los más conocidos y también buenísimos James Brown, Al Green, Marvin Gaye, Otis Redding o Sam Cooke. Solomon Burke the legendary king of Rock & Soul.
martes, 9 de febrero de 2010
Solomon Burke. Don´t give up on me
Por muchas reseñas que se hayan escrito sobre este disco siempre me parecerán pocas. En el blog Ruta Norteamericana Fernando Navarro hacía un repaso a las resurrecciones artísticas de la década pasada y señalaba el Don´t give up on me de Solomon Burke como uno de los regresos más impresionantes. Y es que en este disco todo encaja, como en una de esas películas de cine negro.
En la producción tenemos a Joe Henry, un músico en estado de gracia, uno de los más inspirados e inspiradores de la década, los compositores de los temas son una lista de nombres que tira de espaldas (Tom Waits, Van Morrison, Brian Wilson, Bob Dylan…) y por encima de todo esta la increíble voz de Mr. Solomon Burke. En los créditos del disco Jerry Wexler nos indica que Solomon Burke es el mejor cantante soul de todos. Amén.
Con estos ingredientes de lujo y en cuatro días Burke registró en directo en los estudios Sunset Sound Factory de Hollywood once canciones muy bien acompañado entre otros por su organista Rudy Copeland y guiado por Joe Henry. Se apropio de las canciones que generosamente les cedieron todos esos astros y las llevo a un lugar inalcanzable para el resto de los mortales. Hay un antes y un después. Que nadie ose regrabar estos temas.
No puedo destacar ninguna canción porque todas me parecen una locura. Miento. Los dos temas finales me parecen el broche perfecto. Tienen que cerrar el disco. None Of Us Are Free acompañado por unos tremendos coros de The Blind Boys Of Alabama y especialmente el tema que cierra el álbum Sit This One Out que te deja un regusto exultante.
Si hay que mandar un álbum al espacio exterior para que habitantes de otros planetas se empapen de la música que hace en la tierra este debería ser uno de ellos. Un disco perfecto con una de mis portadas favoritas de todos los tiempos. Álbum que no hay semana que no suene en mi equipo desde que mi hermana me lo regalase las Navidades de 2002. Todo un descubrimiento.
En la producción tenemos a Joe Henry, un músico en estado de gracia, uno de los más inspirados e inspiradores de la década, los compositores de los temas son una lista de nombres que tira de espaldas (Tom Waits, Van Morrison, Brian Wilson, Bob Dylan…) y por encima de todo esta la increíble voz de Mr. Solomon Burke. En los créditos del disco Jerry Wexler nos indica que Solomon Burke es el mejor cantante soul de todos. Amén.
Con estos ingredientes de lujo y en cuatro días Burke registró en directo en los estudios Sunset Sound Factory de Hollywood once canciones muy bien acompañado entre otros por su organista Rudy Copeland y guiado por Joe Henry. Se apropio de las canciones que generosamente les cedieron todos esos astros y las llevo a un lugar inalcanzable para el resto de los mortales. Hay un antes y un después. Que nadie ose regrabar estos temas.
No puedo destacar ninguna canción porque todas me parecen una locura. Miento. Los dos temas finales me parecen el broche perfecto. Tienen que cerrar el disco. None Of Us Are Free acompañado por unos tremendos coros de The Blind Boys Of Alabama y especialmente el tema que cierra el álbum Sit This One Out que te deja un regusto exultante.
Si hay que mandar un álbum al espacio exterior para que habitantes de otros planetas se empapen de la música que hace en la tierra este debería ser uno de ellos. Un disco perfecto con una de mis portadas favoritas de todos los tiempos. Álbum que no hay semana que no suene en mi equipo desde que mi hermana me lo regalase las Navidades de 2002. Todo un descubrimiento.
jueves, 4 de febrero de 2010
Seven
Algunas obras marcan tendencia. Se instalan en el imaginario colectivo e inevitablemente surgen los imitadores. Se ponen de moda y proliferan otras que en muchos casos se alejan del original tanto que acaban por desvirtuarlo. La industria absorve la idea, la tritura, centrifugado y listo, salen imitadores por doquier. En el rock´n roll ha sucedido a menudo. Por ejemplo de la estela grunge salieron grupos como Creed o Days of The New.
El rastro de Seven se puede seguir en incontables películas y series con mayor o menor fortuna. Junto al El silencio de los Corderos inauguró una nueva forma de recrear el género del Thriller. La película dirigida por David Fincher en 1995 fue una de esas obras que trazan una línea divisoria. Un film que desconozco el motivo por el que no goza de un status mayor. Y entre la de Jonathan Demme y esta de Fincher me quedo con esta última sin duda.
Más allá del impacto visual que me produjo Seven, con unos cuantos fotogramas de esos que se te incrustan sin remisión en las retinas, de la atmósfera oscura y lugrube, ciertamente lograda, en fin de la espectacularidad de algunas escenas, lo que mas me gusta es la excelente interpretación de Morgan Freeman. Su personaje suelta unos cuantos diálogos antológicos que se mean de un plumazo en la condición humana.
Seven pertenece a un género tildado a menudo de efectista y poco profundo: el thriller. Su gran mérito es entre otras cosas retorcer los parámetros de ese género, darle unas cuantas vueltas, optar por sugerir antes que mostrar, por huir de lo impactante en beneficio de lo latente…¡Y la lía parda!
La condición humana esta retratada con un pesimismo tan brutal que hace que el ambiente sea irrespirable. La sociedad por ende esta enferma. Incomunicación. Soledad. Hipocresía. Envidia. Casi nadie logra escapar de ese cóctel explosivo. Y Fincher sabe que teclas pulsar para hacerte creíble a ese asesino en serie despiadado e increíblemente lúcido que encarna Kevin Spacey. No hay año que no revise esta película y me vuelva a quedar prendado ante semejante despliegue. Una de esos films que envejecen tan bien como los clásicos de la era dorada.
El rastro de Seven se puede seguir en incontables películas y series con mayor o menor fortuna. Junto al El silencio de los Corderos inauguró una nueva forma de recrear el género del Thriller. La película dirigida por David Fincher en 1995 fue una de esas obras que trazan una línea divisoria. Un film que desconozco el motivo por el que no goza de un status mayor. Y entre la de Jonathan Demme y esta de Fincher me quedo con esta última sin duda.
Más allá del impacto visual que me produjo Seven, con unos cuantos fotogramas de esos que se te incrustan sin remisión en las retinas, de la atmósfera oscura y lugrube, ciertamente lograda, en fin de la espectacularidad de algunas escenas, lo que mas me gusta es la excelente interpretación de Morgan Freeman. Su personaje suelta unos cuantos diálogos antológicos que se mean de un plumazo en la condición humana.
Seven pertenece a un género tildado a menudo de efectista y poco profundo: el thriller. Su gran mérito es entre otras cosas retorcer los parámetros de ese género, darle unas cuantas vueltas, optar por sugerir antes que mostrar, por huir de lo impactante en beneficio de lo latente…¡Y la lía parda!
La condición humana esta retratada con un pesimismo tan brutal que hace que el ambiente sea irrespirable. La sociedad por ende esta enferma. Incomunicación. Soledad. Hipocresía. Envidia. Casi nadie logra escapar de ese cóctel explosivo. Y Fincher sabe que teclas pulsar para hacerte creíble a ese asesino en serie despiadado e increíblemente lúcido que encarna Kevin Spacey. No hay año que no revise esta película y me vuelva a quedar prendado ante semejante despliegue. Una de esos films que envejecen tan bien como los clásicos de la era dorada.