Y como hace versiones de Jimi Hendrix o Radiohead pues ya la tenemos liada. Sin embargo, a mi me gusta. En especial su disco Twentysomething donde había unas cuantas canciones a la altura del gran Harry Connick Jr. Desde luego la música de Cullum, los arreglos que utiliza y la forma de interpretar me parece mucho más atractiva que la de Michael Buble, sujeto pedante donde los haya.
Ahora, como el tipo es bien parecido, causa furor entre las féminas y su actitud es bastante poco corriente en ese mundo, pues nada el despelleje está servido. Y es que eso de saltar encima del piano, aporrearlo de forma poco ortodoxa y demás florituras que se gasta Cullum no son ni mucho menos bien vistas en ciertos círculos. Y yo creo que hay reside su atractivo precisamente. En alejarse de la fórmula crooner, esa que con nulo acierto intenta emular Buble. Claro que tampoco es cuestión de compararle con Sinatra. No nos volvamos locos.